¡No hay tomates mejores que los cultivados en casa! Estos frutos rojos ricos en vitaminas también se cultivan bien tanto en suelo firme como en balcones y terrazas. Descubre los cinco consejos de cuidados esenciales para una cosecha abundante hasta llegado el otoño.
Cuidados de los tomates
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Para desarrollarse bien, los tomates necesitan un riego constante: un déficit o un exceso de agua supondrá daños tanto a los frutos como a las propias plantas. El exceso de agua o el déficit puede provocar enrollamiento de las hojas. La alternancia de riegos con periodos de sequía puede provocar rajado de los frutos. Al igual que un exceso de agua en el momento de la maduración puede hacer que estos se rajen. Si es posible instala un riego por goteo, existen soluciones domésticas muy asequibles y fáciles de instalar. Importante: ¡riega a la altura de la base! Así, evitarás la infestación por enfermedades criptogámicas a nivel aéreo. Y para evitar enfermedades a nivel radicular como podredumbres, asegúrate de no regar en exceso y que las plantas tengan un buen drenaje. Al igual que con muchas otras cosas en la vida, es necesario encontrar la medida justa para el riego de los tomates.
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El agua por sí sola no lo es todo para preparar la planta para formar numerosos y deliciosos frutos. El tomate está entre las plantas consideradas sumamente extractoras de nutrientes. Necesitan el aporte de una gran cantidad de nutrientes, especialmente de potasio, nitrógeno y fósforo. Desde las primeras etapas podemos usar abonos minerales u orgánicos. Abonos complejos como COMPO Abono Universal Blaukorn o COMPO BIO Abono Orgánico Universal. Ya en etapas más avanzadas del cultivo para obtener frutos de calidad podemos utilizar abonos específicos para tomates o cultivos de aprovechables por sus frutos, con un contenido en Potasio más elevado. Fertilizantes líquidos de acción inmediata como COMPO BIO Fertilizantes tomates puede ser una buena opción.
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Muchas de las variedades de tomate son de porte indeterminado, esto significa que no paran de crecer a lo largo de la temporada de cultivo, esto sumado a la carga de los frutos, provoca que las plantas de se doblen. Para evitar este problema debemos proporcionar a las tomateras un tutor que mantenga a la planta erguida. Existen diferentes sistemas para entutorar las tomateras, puedes utilizar estacas de madera o caña, enrejados sobre las que se apoyen, o cuerdas verticales tiradas sobre otra horizontal en las que la planta se vaya enrollando según crece. Si utilizas soportes rígidos como tutores, utiliza ataduras que no produzcan daños a la planta y con suficiente holgura para no estrangularla.
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Para que la energía de la tomatera se emplee en la fructificación y no en el crecimiento de los tallos, corta regularmente los tallos laterales jóvenes a la altura de la axila de las hojas, ya que son muy extractores de nutrientes. De esta manera concentramos la energía de la planta en el crecimiento del tallo principal y de los futuros frutos, obteniendo tomates de mayor calidad y calibre. Si los brotes son jóvenes puedes eliminarlo pellizcando con los dedos. Si los tallos son un poco más antiguos y duros, es aconsejable usar un cuchillo afilado para evitar daños innecesarios en la tomatera. Lo más recomendable es hacer esta operación de manera regular. En las plantas de porte indeterminado es necesario pinzar el tallo principal a la altura deseada, de esta forma evitamos que la planta siga creciendo y emitiendo ramilletes de tomates que no llegaran a madurar por que las temperaturas y horas de sol son insuficientes pasada la temporada de cultivo.
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Además de las enfermedades debidas a carencias nutritivas y a un déficit en la circulación del agua, las tomateras suelen sufrir de mildiu y podredumbre parda. Por lo general, es durante los inviernos húmedos que las tomateras deben enfrentarse a las enfermedades fúngicas. Se forman manchas verdes grisáceas (que posteriormente se tornarán marrones) sobre las hojas que se propagarán rápidamente. Los frutos no se salvan: aparecen manchas oscuras y la pulpa es dura debajo de esas manchas. Corta las partes enfermas de la planta lo más rápido posible y trátala con un producto fitosanitario adecuado.
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Como se comentaba en el apartado anterior, elimina todas las hojas enfermas o muy viejas. Además, puedes eliminar las hojas inferiores, concentrando la energía en el desarrollo de los frutos, y alguna hoja que sombree los tomates, de esta manera mejoraremos al maduración y la ventilación dentro de la planta.
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