Cuidado del césped
Un césped de color verde intenso y recién cortado es un deleite para la vista. La siega no solo tiene una función estética, sino que también forma parte de los cuidados esenciales de este manto vegetal. De hecho, las gramíneas se ramifican por efecto de las siegas regulares, se extienden mucho más sobre la superficie, aumentan su densidad y se hacen más resistentes al musgo y a las malas hierbas.
Como regla general, aconsejamos cortar el césped una vez por semana entre marzo y octubre. Puedes aumentar la frecuencia de la siega durante la etapa de crecimiento intenso entre mayo y junio. La frecuencia de la siega también depende del tipo de césped y de las semillas: el césped dedicado al ocio o la ornamentación se debe cortar con mayor frecuencia, además, la velocidad de crecimiento de las gramíneas varía significativamente según la especie, la variedad, la edad y la calidad de las semillas. Si las temperaturas son moderadas, puedes realizar la siega en cualquier momento del día. Si el tiempo atmosférico es demasiado seco, corta el césped preferiblemente al atardecer, ya que una siega realizada a mediodía con el sol en su cenit sería causa de estrés. El suelo se puede secar más rápido tras una siega, lo que entraña el riesgo de que las briznas más sensibles se quemen.
La siega del césped comúnmente dedicado al ocio se hace a una altura de 4 a 5 cm, observando una altura de unos 6 cm en las superficies sombreadas. En principio, no se debe realizar una siega demasiado al ras del suelo, ya que se retardaría el desarrollo de los nuevos brotes y dejaría calvas que aprovecharían las malas hierbas para instalarse. Por regla general, llegado el momento de realizar la siega, no cortes las briznas más de un tercio su altura. En verano, no te recomendamos cortar el césped muy a ras del suelo si te vas a tomar unas semanas de vacaciones estivales. Es preferible que crezca más allá de la altura ideal e ir cortándolo poco a poco al regresar. En verano, se recomienda mantenerlo a una mayor altura. Así, el suelo estará más cubierto y se optimizarán las reservas hídricas.
Unas cuchillas bien afiladas son indispensables para una siega exacta. Llega el momento de afilar las cuchillas de la cortadora de césped cuando observas que los bordes de las briznas están deshilachados y que las puntas se tornan de un color entre gris y ocre. Para no dañar las gramíneas más de lo necesario, se recomienda cortar el césped durante los días secos y soleados. Las briznas se pegan si el suelo está húmedo, lo que impide que la siega sea limpia y regular. Los bordes de piedra o de metal permiten delimitaciones precisas. También puedes igualar los bordes con cortabordes o una podadora eléctrica.
Tras la siega, es absolutamente necesario retirar la hierba cortada, ya que su descomposición es muy lenta y puede favorecer el enfurtido radicular. No obstante, los residuos de la siega no son un desecho: se pueden compostar sin ningún problema tras haberlos dejado secar un poco y mezclarlos con virutas de madera en una proporción de 2:1 Estos residuos secos de la siega también son muy útiles como cubrición del sustrato de legumbres y vivaces de huerto, así como para el propio césped. Las cortadoras de césped con sistema «mulching» (cubrición del suelo) muelen la hierba cortada y la reparten de forma homogénea sobre el césped.
La extracción permanente de nutrientes debido a la siega va en detrimento del césped, por lo que supone un inconveniente mayor. Es precisamente después de la siega que las gramíneas necesitan nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio, hierro y oligoelementos, sin los que el hermoso color verde y la aparición de nuevos brotes se verían afectados muy negativamente. Es posible remediar tal situación con una fertilización equilibrada. Espera uno o dos días tras la siega para abonar el césped. Durante la espera, el césped podrá cerrar las heridas ocasionadas por la siega.
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