Las bayas no solo son deliciosas, sino que también son un concentrado de vitalidad: contienen muchas vitaminas, fortalecen el sistema inmunológico y, algunas de ellas, tienen propiedades antiinflamatorias. Por lo tanto, no es sorprendente que la cosecha estival sea el clímax de la temporada para muchos jardineros. Aprende a conocer los diferentes tipos de bayas y los cuidados que les debes dispensar.
Dulce
Con más de 1000 variedades, las fresas adoptan diferentes formas, colores, tamaños, sabores y periodos de cosecha, entre otras muchas cosas. Las fresas son ideales para los golosos: su contenido de agua de más del 90 % las hace frutas particularmente hipocalóricas y sanas, ya que son ricas en vitamina C, ácido fólico, hierro y calcio. Botánicamente, la fresa no es una verdadera baya, sino un agregado de numerosas frutas, de hecho, las verdaderas frutas de lo que conocemos como una fresa son las pepitas amarillas que recubren la superficie y que reciben el nombre de aquenios.
Las fresas se dividen en dos categorías en función del calendario de floración y maduración, a saber: variedades precoces y variedades tardías. Para cultivar las fresas, es importante saber si son variedades remontantes o no. Las variedades no remontantes como Bogotá, Elvira o Havelland tienen una sola floración en primavera. Al contrario, las variedades remontantes, por ejemplo, Machern u Ostara, también florecen durante los largos días veraniegos. Para prolongar la cosecha de las fresas, se aconseja mezclar diferentes variedades. Cuanto antes se realice la plantación, mejor será el resultado. Esto se debe a que los frutos del año siguiente comienzan a formarse entre agosto y octubre del año en curso. Si plantas más tarde, la cosecha será más escasa. Además, lo ideal es dejar una distancia entre plantas de unos 30 cm.
Ácido
Las llamadas grosellas son plantas extremadamente robustas que pertenecen a la familia Grossulariaceae. Las bayas de color rojo brillante dispuestas en panículas son ligeramente aciduladas y deliciosas en mermeladas y tartas. Por otro lado, rebosan vitamina C. Las grosellas negras son aún más sanas y aromáticas: mejoran la permeabilidad vascular, por lo que reducen el riesgo de infarto de miocardio. Los amantes de las bayas y que se dan el gusto de comer frutos crudos aprecian las variedades incoloras y dulces como Primus y Blanche de Versailles.
Los groselleros no tienen mayores exigencias en cuanto a lo que concierne a la exposición a la radiación solar, por lo que se desarrollan bien tanto en lugares sombreados como semisombreados. No obstante, los frutos solo desarrollarán todo su aroma si maduran al sol y siempre que se hayan plantado variedades diferentes las unas al lado de las otras.
Frescor
Las frambuesas se dividen en dos grupos: los frambuesos de verano y los de otoño
La ventaja de los frambuesos de otoño es su maduración tardía que les protege del ataque del gusano de la frambuesa. En cambio, el rendimiento y la calidad de las variedades de verano es notablemente superior.
Ya que este arbusto puede medir hasta dos metros de altura, es aconsejable brindarle el soporte de una espaldera en los arriates. Sujeta las plantas a intervalos de aproximadamente medio metro a lo largo de las espalderas. Principios de octubre es el mejor momento para plantar los frambuesos. Los frambuesos se desarrollan mejor al sol, pero también prosperan bastante bien a media sombra. Es importante que el emplazamiento esté protegido del viento. Los frambuesos necesitan suelos mullidos y ricos en nutrientes, debiéndose evitar imperativamente cualquier anegamiento.
Afrutado
La mora es el fruto rojo de la zarzamora. Las espinas de los sarmientos le sirven como soportes de crecimiento. También se les denomina zarzamora en algunos lugares, por ejemplo, en Romandía (parte francohablante de Suiza), en Saboya y en el norte de Francia. El fruto de la zarzamora se denomina mora por analogía al fruto de la morera, una planta parecida a la zarzamora, por lo que suelen confundirse.
La zarzamora prefiere los lugares soleados. Debido a los sarmientos, un muro de casa orientado al sur es ideal. También es posible fijar las plantas a una espaldera. Para favorecer la formación de nuevos sarmientos, planta observando una profundidad 5 cm superior a la de las macetas en las que adquiriste tus plantas. Seguidamente, corta los sarmientos existentes a unos 30 cm de longitud. El suelo no debe ser demasiado ligero, pero sí rico en nutrientes y permeable. Los suelos levemente calcáreos de pH entre 5,5 y 6,5 son apropiados.
La morera es una planta bienal, lo que significa que los sarmientos jóvenes brotan el primer año y los tallos laterales se desarrollan a partir de los sarmientos durante el segundo año. Puedes cortar los sarmientos entre mayo y principios de junio, una vez que se hayan formado suficientes sarmientos jóvenes. Deja aproximadamente seis sarmientos jóvenes por planta para que porten los frutos del año siguiente. A partir de octubre, corta los sarmientos viejos de dos años a ras del suelo.
En botánica, los plátanos, los dátiles y los kiwis, así como los tomates, los pimientos y las berenjenas se consideran bayas. Una baya es un fruto que cae de la planta si está cerrado y que no se abre al madurar.
Por lo general, la cosecha de las bayas es abundante en las variedades resistentes siempre que se les dispensen los cuidados apropiados. Para una buena cosecha, es esencial aportar los nutrientes suficientes y regar regularmente.
La tierra óptima para las bayas
En principio, los arbustos bacíferos se desarrollan mejor en suelos humíferos y mullidos. Planta estos arbustos en un sustrato de gran calidad contentivo de los componentes apropiados a sus necesidades. Riega suficientemente. Pero ten cuidado: es absolutamente necesario evitar cualquier anegamiento. Puedes enriquecer los suelos arcillosos con compost, hojarasca y arena. Idealmente, el pH del suelo debe ser ligeramente ácido, es decir, entre 5,5 y 6.
La fertilización ideal
Las plantas deben recibir los nutrientes suficientes para producir hermosos y dulces frutos en abundancia. Puedes estimular el crecimiento abonando a partir del momento en que brotan los primeros tallos. De ser posible, utiliza un fertilizante de liberación sostenida si solo quieres hacerlo una vez por temporada.
Los arbustos bacíferos necesitan cuidados especiales después de la cosecha. Para consentir tus plantas, deshierba esmeradamente debajo de los arbustos, mulle el suelo con un almocafre y, seguidamente, incorpora un abono para arbustos bacíferos. A continuación, cubre con césped cortado o con paja. Durante la fase de crecimiento principal, empaja tus fresales para protegerlos del ensuciamiento y de la podredumbre. En cuanto a los groselleros, al ser arbustos de raíces rastreras, ¡evita edrar demasiado profundamente el suelo!
Cuándo cosechar las bayas
El momento de cosechar las bayas depende de la variedad elegida (floración temprana o tardía; variedad remontante, etc.) y del modo de consumo previsto. Cuanta más radiación solar reciban los frutos, más tardía será la cosecha y más dulces y sabrosos serán. Por lo tanto, es aconsejable cosechar las bayas para el consumo lo más tarde posible mientras que las destinadas a su procesamiento para la elaboración de mermeladas se pueden cosechar antes de madurar por completo. Por lo general, puedes cosechar las fresas a partir de junio, mientras que los groselleros fructifican un poco más tarde y alcanzan la madurez entre finales de junio y principios de agosto. Puedes cosechar frambuesas y moras desde finales de julio o principios de agosto hasta mediados de octubre.
Prolongación de la fructificación mediante la poda
Inmediatamente después de la cosecha o al final del invierno, entresaca los tallos viejos para que los más jóvenes puedan desarrollarse, ya que son estos los que producirán los frutos. Para favorecer el crecimiento de los tallos jóvenes, corta los tallos viejos de tres o cuatro años que hayan fructificado. También debes eliminar los brotes jóvenes débiles y los brotes laterales demasiado densos. En el caso de los frambuesos y las moras, conserva solo los tallos del año precedente y corta al ras del suelo los tallos viejos de dos años que hayan fructificado.
A las babosas les encantan particularmente las fresas. De noche, arremeten contra los frutos rojos y otras hortalizas, pudiendo incluso llegar a destruir cosechas enteras. Los productos especiales antibabosas permiten combatir esta plaga. Además de una barrera antibabosas fabricada con conchas trituradas, proponemos diversos granulados para esparcir y cuyo principio activo permite combatir tanto babosas como caracoles.
Las enfermedades causadas por hongos u otros parásitos filamentosos (enfermedades criptogámicas) características de las fresas son la roya y el oídio. Aparecen manchas redondas de 1 a 4 mm sobre las hojas durante el periodo de cosecha. El oídio se reconoce por las manchas blancas delimitadas por un círculo rojo y la roya por las manchas de color marrón rojizo. Cuanto más fuerte sea la infestación, más se confunden las manchas. Se recomienda usar un fungicida, por ejemplo, en forma de espray listo para usar o un concentrado.
Entre las enfermedades típicas de los frambuesos de otoño, se puede citar la infestación de gusanos. Los gusanos buscan alimento en los frutos, particularmente en mayo, una vez finalizado el invierno. Una vez fecundadas, las hembras ponen sus huevos en las flores de las frambuesas. Tras la eclosión, las larvas se alimentan de los frutos que están madurando, lo que puede afectar muy negativamente la cosecha en los frambuesos afectados.
La roya del frambueso es una enfermedad criptogámica frecuente que se reconoce por la aparición de manchas entre verdes y amarillas sobre las hojas. Estas manchas son de color anaranjado intenso en el reverso y se tornan de color marrón o negro con el tiempo. Los frambuesos muy infestados pierden sus hojas antes de tiempo. En este caso, también hay productos que permiten luchar contra las enfermedades criptogámicas deteniendo su propagación y evitando el riesgo de reinfestación.
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