Ya conocemos el frescor del aroma de la lavanda gracias al jabón de baño o a las bolsitas de lavanda en los armarios, pero esta planta aromática también ha conquistado sus títulos de nobleza en la cocina. Sorprende y encanta paladares con el aroma de lavanda de las pequeñas flores de color púrpura del jardín. Hemos elaborado una deliciosa tarta de queso a la lavanda utilizando flores de lavanda, galletas integrales de mantequilla y requesón.
Tarta de queso a la lavanda
Para un molde de borde alto de aproximadamente 23 cm:
Tarta de queso a la lavanda
El fondo
Cubre el fondo del molde de borde alto con papel de horno y engrasa abundantemente los bordes con mantequilla. Mete las galletas en una bolsa de congelación para reducirlas en migas con la ayuda de un rodillo de repostería. El resultado debe ser una masa finamente desmigajada y homogénea. Seguidamente, derrite la mantequilla en una olla, añade las migas de galletas y mezcla bien. Vierte el preparado en el molde de borde alto, presiona con una cuchara de sopa y deja que se enfríe en el refrigerador durante una hora.
El relleno
Aprovecha el tiempo de enfriamiento para extraer la nota de lavanda natural. Mezcla las flores de lavanda con la crema agria y calienta ligeramente la mezcla. Deja que se macere durante una hora.
Seguidamente, hay que preparar el relleno de la tarta de queso. Derrite el chocolate blanco al baño de María. Mezcla el queso mascarpone, el requesón, el queso fresco y los huevos en un bol con un batidor, luego, añade el chocolate derretido y la mezcla de lavanda y crema agria.
Para todo un deleite visual, puedes teñir el relleno de lavanda con un colorante alimentario de color violeta. Añade tan solo unas gotas de colorante a la mezcla y remueve lentamente para conseguir paulatinamente el tono deseado. Si añades demasiado colorante, conseguirás una mezcla con un color oscuro poco atractivo. Una mezcla de colorantes alimentarios rojo y azul también permite obtener un hermoso tinte lavanda.
Cocción
Vierte y aplana la mezcla en el molde de borde alto. En previsión de pequeñas cantidades de mantequilla que pudieran rebosar del molde debido al calor, es recomendable cubrir la rejilla del horno con papel de horno. Hornea la tarta en la rejilla inferior del horno precalentado a 150 ºC (calor superior e inferior) durante una hora.
Si fuera necesario, puedes cubrir el molde con papel de aluminio durante el horneado para evitar cualquier oscurecimiento no deseado. No abras la puerta del horno al finalizar la cocción. Deja la tarta en el horno durante una hora más. Transcurrido ese lapso, abre la puerta del horno por etapas para bajar lenta y regularmente la temperatura alrededor de la tarta. Así, eliminarás cualquier riesgo de que la tarta se hunda.
Una vez extraída del horno, coloca la tarta en el refrigerador y déjala reposar durante una noche.
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