Cuidados de las orquídeas
La familia de las orquídeas es una de las más diversas del mundo: en la actualidad, existen casi 20 000 especies silvestres y 70 000 cultivares. A pesar de su reputación de ser plantas delicadas, son particularmente populares debido a su colorida floración. Algunas especies —las del género Phalaenopsis, por ejemplo— tiene un magnífico desarrollo, siempre y cuando se observen algunos cuidados. Aquí, te desvelamos los tres mejores consejos para cultivar estas pequeñas y delicadas plantas.
Riego de las orquídeas
La mayoría de las orquídeas no son resistentes a la radiación solar directa, por lo que se deben colocar en el alféizar de una ventana orientada al oeste o al este. De ser posible, se deben regar con agua blanda, por ejemplo, el agua de lluvia. Asegúrate de que el agua esté tibia y riega poco en lugar de hacerlo abundantemente. Tras un breve periodo de sequía, las orquídeas se regeneran rápidamente si se riegan apropiadamente. No obstante, si un eventual anegamiento llegara a pudrir las raíces, la planta moriría. Por regla general, se debe dejar secar el cepellón antes de volver a regar, ya que el agua anegada puede provocar enfermedades fúngicas. También puedes sumergir el cepellón en agua. En cualquier caso, asegúrate de usar agua fresca para evitar la diseminación de enfermedades. Por otro lado, las orquídeas se desarrollan mejor en un ambiente con alta humedad. Por lo tanto, se aconseja rociarlas regularmente con productos para el cuidado de las hojas.
Cuidados de las orquídeas
Las especies del género Phalaenopsis pueden florecer varias veces en el mismo pedúnculo. Tan pronto como desaparezcan las flores de tu orquídea o que la floración sea escasa, corta los tallos secos con unas tijeras justo por encima del tercer nodo, también llamado yema. Con un poco de suerte, el pedúnculo brotará dos o tres veces. No obstante, por lo general, muere.
Las orquídeas no se alimentan únicamente del aire, por lo que es necesario suministrarles regularmente nutrientes para un buen desarrollo y una exuberante floración. Por lo tanto, es necesario fertilizar regularmente las orquídeas durante las fases de crecimiento y floración con un abono especial formulado en función de las necesidades específicas de estas plantas.
Trasplante de las orquídeas
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Para garantizar un buen crecimiento y una exuberante floración, es necesario trasplantar las orquídeas cada dos años. La primavera es el mejor periodo. Observa bien tus plantas a partir del momento en que aparecen nuevos tallos y ápices radiculares.
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Voltea ligeramente la maceta de plástico para que las raíces se despeguen.
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Libera delicada y totalmente las raíces del anterior sustrato.
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Rejuvenece todas las raíces viejas que estén secas o podridas.
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Elige el tamaño de la nueva maceta, de manera de dejar espacio para uno o dos nuevos brotes. Comienza rellenando la mitad inferior de la maceta con un sustrato para orquídeas y coloca delicadamente la planta en la maceta. Seguidamente, rellena el resto con más sustrato, repartiéndolo bien entre las raíces.
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Riega la planta lo antes posible al día siguiente y espera tres semanas tras el trasplante para volver a fertilizar.
Decorar las orquídeas
Las macetas altas y estrechas destacan la forma elegante y esbelta de las orquídeas. La mayoría de las macetas especiales para orquídeas cuentan con un depósito de agua sobre el que reposa la planta, lo que permite el drenaje del exceso de agua, evitando así el anegamiento y la pudrición radicular. Las macetas de vidrio posibilitan la penetración de la luz hasta las raíces de las orquídeas, lo que permite la fotosíntesis, es decir, la transformación del agua y el gas carbónico en glucosa y en oxígeno. A diferencia de otras plantas, son las raíces —y no las hojas de las orquídeas— las que contienen clorofila para captar la energía luminosa y realizar la fotosíntesis.
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