Topos

Al contrario que los topillos (campañoles), los topos no son perjudiciales para las plantas. Se alimentan de gusanos blancos, caracoles, coleópteros y larvas, por lo que constituyen valiosos organismos beneficiosos para combatir las plagas. Miden entre 6 y 16 cm de largo y pesan 130 g como máximo. Su pelaje es entre gris claro y negro. No obstante, los beneficios que suponen, su actividad en el jardín crea montículos de tierra muy antiestéticos y molestos. Además, ciertas zonas del jardín pueden quedar irreconocibles tras una invasión de topos. Por otro lado, sus galerías y montículos pueden dañar las raíces de las plantas e, incluso, los equipos para cosechar y las cortadoras de césped. En Alemania, los topos son una especie protegida y, por lo tanto, está prohibido erradicarlos; sin embargo, en la medida de lo posible, puede ser necesario ahuyentarlos.

Se recomienda utilizar un repelente a base de aceites vegetales muy aromáticos. Para alejar a los topos, coloca una hilera de piedras recubiertas con este aceite y espaciadas entre sí a un metro. No rodees los animales, deja una «salida de urgencia». Introduce 1 o 2 piedras en el suelo, a 20 cm de profundidad, usando una barra o una pala y, seguidamente, tapa los agujeros. Por último, nivela las toperas.