La campanilla de primavera

La campanilla de primavera (Leucojum vernum) —también denominada alhelí blanco de Teofrasto, campanilla blanca y violeta bulbosa, entre otros— es una especie bulbosa cuyas flores muy características y con intenso aroma a violeta anuncian la primavera en febrero. Originaria de Europa Central y de Europa del Sur, la campanilla de primavera está muy extendida en nuestras regiones en la actualidad. Con frecuencia, la encontramos en la naturaleza en su estado silvestre, pero se desarrolla igualmente bien en nuestros jardines.

La campanilla de primavera prefiere los hábitats de moderadamente húmedos a húmedos y los suelos fértiles y arcillosos ricos en humus. Planta tus campanillas de primavera en la sombra, ya que difícilmente resisten la radiación solar directa. Los mejores lugares son aquellos debajo de las especies frondosas que puedan proteger un poco las plantas, realzándolas al mismo tiempo.

Si te decides a plantar la campanilla de primavera en tu jardín, te recomendamos que esperes al otoño. Plantas los bulbos de la campanilla de primavera en suelo firme, observando una distancia entre plantas de 10 cm. El hoyo debe ser tres veces más profundo que la longitud del bulbo en cuestión.

También puedes plantar esta especie en una cajonera de cultivo o en una jardinera colgante para balcón usando un sustrato adecuado. Los mantillos con un alto contenido de humus y del preciado guano son apropiados para abonar tanto la tierra del jardín como la tierra de las macetas. También es muy fácil mejorar la calidad de la tierra del jardín abonándola con compost.

Puedes combinar la campanilla de primavera con otras flores primaverales como las heleborinas o las especies pertenecientes al género Crocus.

La campanilla de primavera se reproduce de diversas formas.
Siembra espontánea: no cortes las flores marchitas. La flor se abre y dispersa las semillas.
Bulbos: en abril, tras la floración, separa cuidadosamente los bulbos del bulbo madre o divide los grupos de bulbos demasiado grandes para replantarlos en otro lugar.
Hay que armarse de paciencia para esperar que la siembra o propagación de lugar a nuevas plantas.

Una vez plantada en un lugar siempre húmedo, solo habrá que regar la campanilla de primavera en caso de sequía persistente. En cuanto al riego, asegúrate de utilizar un agua algo calcárea, como el agua de lluvia, y evita absolutamente cualquier anegamiento.

No es imperativo fertilizar los parterres ni la tierra de jardín si el lugar o el sustrato de las cajoneras de cultivo contienen suficientes nutrientes. Justo después de la plantación, por lo general, los nutrientes del sustrato son suficientes para toda la temporada.

Un aporte de nutrientes, por ejemplo, mediante un fertilizante universal, puede resultar útil en caso de empobrecimiento del suelo o se nota una alteración en el crecimiento o en la floración de la campanilla de primavera. La aplicación de un abono líquido diluido en el agua de riego, repartido uniformemente, permite prevenir la quemadura de las raíces sensibles y de los bulbos.

Fertiliza en invierno —siempre que no haya nevadas— cuando las plantas comiencen a nacer. No se recomienda fertilizar más tarde, en marzo o en abril, ya que es en esta época que la campanilla de primavera se prepara para entrar en fase de reposo vegetativo.

La campanilla de primavera es resistente al invierno, por lo que no hay que trasladarla al interior durante la estación invernal. No obstante, si nieva un poco, es necesario asegurarse de que el suelo no se seque completamente. Basta con regar ligeramente la planta cuando no haya nevadas.

No es necesario regar la campanilla de primavera cuando está cubierta de un manto de nieve ligero durante los inviernos muy nevosos. Tampoco es necesario retirar ese manto blanco, la campanilla de primavera se abre paso por sí misma a través de la nieve para desarrollar su maravillosa floración.