El otoño es la estación propicia para plantar los rosales. A menudo, se comercializan a raíz desnuda, es decir, sin cepellón. Debido a la exposición de las raíces, estas plantas son particularmente sensibles al riesgo de marchitamiento. Una vez comprados, es absolutamente necesario plantarlos de inmediato. Aquí, descubrirás los pasos que debes seguir para que tus plantas se aclimaten bien a su nuevo emplazamiento.
A partir de noviembre, aporca el pie de los rosales con tierra seca para protegerlos de las heladas y del viento.
Paso a paso
1
Recorta las plantas a 20 cm, aproximadamente. Elimina las raíces dañadas y poda ligeramente las puntas de las raíces para estimular su crecimiento. Deja las plantas en remojo durante 12 horas en cubos llenos de agua antes de plantarlas. Así, las raíces podrán absorber fácilmente toda el agua que necesiten. Es por esto por lo que los rosales se deben sumergir hasta el punto de injerto, como mínimo.
2
Cava un hoyo de unos 40 cm de diámetro. La profundidad debe ser tal que las raíces no se doblen al colocar la planta. Una vez colocada la planta, rellena el hoyo con tierra mullida, de manera de favorecer el enraizamiento. Utiliza un mantillo para rosales. Al colocar la planta en el hoyo, asegúrate de que el punto de injerto quede enterrado unos cinco centímetros.
3
Compacta la tierra y cava una pequeña presa alrededor de la planta. Así, el agua llegará directamente a las raíces. Riega abundantemente.
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